
Un experto forense de la Sociedad Brasileña de Toxicología ha emitido una grave advertencia sobre los «nitazenos», una clase de opioides sintéticos que podrían estar afectando gravemente la salud pública en Brasil. Según el especialista, el nitazeno es hasta 50 veces más potente que el fentanilo, lo que representa un riesgo extremo para la población, especialmente para los jóvenes.
En una entrevista exclusiva con Infobae, el experto compartió su preocupación tanto como profesional como ciudadano. Aunque aún no se han registrado muertes directas por nitazeno en Brasil, el peligro sigue latente debido a la alta toxicidad de la sustancia. Los efectos de este opioide pueden provocar envenenamientos graves e incluso fatales. A juicio del experto, esto no solo se trata de una cuestión de seguridad pública, sino también de salud pública.
«Es una preocupación urgente. Ningún país está preparado para enfrentar una emergencia de este tipo», expresó el experto. En su opinión, el país podría enfrentar una pérdida aún mayor de jóvenes, quienes podrían ser valiosos para la sociedad, algo que ya sucede con otras drogas como el crack.
Aunque las incautaciones recientes han indicado que el nitazeno proviene principalmente de Asia, particularmente de China, se descubrió un laboratorio clandestino en el estado de San Pablo donde se hallaron cantidades de la droga, en combinación con cannabinoides sintéticos conocidos como K9. A pesar de que las autoridades han alertado sobre su creciente presencia, el informe de la UNODC destaca que, en Brasil, los nitazenos nunca se han encontrado solos, sino mezclados con otras sustancias, como la cocaína o los mencionados cannabinoides sintéticos.
El mayor riesgo de esta droga, según el especialista, es el consumo inconsciente. «Una persona que compre cocaína o K9 no sabe si se le ha añadido nitazeno, lo que puede tener consecuencias devastadoras», agregó.
Aunque en Brasil la epidemia de opioides sintéticos no ha alcanzado la magnitud que tiene en países como Estados Unidos, el fentanilo – otro opioide sintético más conocido – ha sido hallado en diversas autopsias. La diferencia clave es que en muchos casos, el fentanilo se ha relacionado con trabajadores del sector sanitario que, tras acceder a la sustancia en un entorno médico, se han vuelto dependientes de ella.
Por otro lado, el metonitazeno, una variedad de nitazeno, sigue siendo un opioide de preferencia para los narcotraficantes en Brasil, a pesar de que está en la lista de sustancias controladas de la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (ANVISA). La razón podría ser que la síntesis de este compuesto tiene un mejor rendimiento, lo que facilita su obtención.
El experto también se mostró cauteloso frente a la posibilidad de que en Brasil se presenten situaciones similares a las observadas en México, donde el fentanilo se mezcla con xilacina, un sedante utilizado en medicina veterinaria. A pesar de que la xilacina ya se encuentra en uso recreativo en Brasil, las incautaciones hasta la fecha no han mostrado casos de mezcla con otras drogas.
Uno de los principales retos que enfrenta Brasil en la lucha contra este fenómeno es la falta de tecnología avanzada en los laboratorios científicos de las fuerzas policiales. El Ministerio de Justicia ya ha comenzado a invertir en el equipamiento necesario para poder identificar con mayor precisión y rapidez el nitazeno y otras sustancias similares. Sin embargo, debido a la extensión geográfica y la complejidad del país, el trabajo sigue siendo un desafío considerable.
«Estamos haciendo un verdadero esfuerzo para que todos los estados del país tengan la capacidad tecnológica para enfrentar este grave problema», concluyó el experto.