
Dr. Julio Altagracia – Reflexiones de Actualidad Política
El Horizonte, Distrito Nacional RD.- En la era de la información digital, es imprescindible reconocer el invaluable aporte que las redes sociales y los medios digitales han brindado a la libertad de expresión y al derecho a la información. Estos avances tecnológicos han revolucionado la comunicación social, permitiendo una difusión rápida y accesible de contenido que beneficia a la humanidad.
Sin embargo, el uso indiscriminado y malintencionado de estas herramientas ha generado una preocupante problemática: la proliferación de desinformación, injurias y ataques contra la reputación de ciudadanos ejemplares. La facilidad con la que se pueden difundir noticias falsas y opiniones malintencionadas ha dado paso a una crisis de credibilidad y valores en la comunicación digital.
Este fenómeno, impulsado por intereses personales, envidia, resentimientos y desinformación, está afectando gravemente a las sociedades tanto en países desarrollados como en vías de desarrollo. Una parte de las plataformas digitales se ha convertido en un campo de batalla donde la difamación y la manipulación son utilizadas como armas destructivas, causando daños irreparables a individuos y comunidades enteras.
A pesar de esta situación, los medios de comunicación tradicionales, como la prensa escrita, la radio y la televisión, continúan siendo referentes de credibilidad y responsabilidad periodística. Estos medios verifican y contrastan la información antes de su publicación, garantizando la veracidad de los hechos frente a la oleada de desinformación que circula en las plataformas digitales.
Actualmente, se discuten a nivel nacional e internacional iniciativas legislativas que buscan regular y controlar el uso irresponsable de la libertad de expresión y de prensa. No obstante, mientras estas regulaciones toman forma, es fundamental promover la responsabilidad y la prudencia en el uso de estos espacios digitales. La difamación, el descrédito y la manipulación no solo afectan la dignidad de las personas, sino que también debilitan los pilares de la convivencia social y el respeto mutuo.
Por ello, es crucial un llamado a la reflexión y al compromiso con la verdad. La comunicación debe ser un medio para la construcción de una sociedad más informada, respetuosa y equitativa, donde la libertad de expresión se ejerza con responsabilidad y ética.